Se acerca una de las épocas más especiales del año y con ella, el espíritu navideño colándose en cada rincón. La tradición de poner un arbolito de Navidad  llegó a México en 1864 y cada vez es una práctica más recurrente en los hogares mexicanos y con ella, han ido surgiendo más y mejores opciones para quienes queremos adquirir uno.

Al pie de nuestros emblemáticos volcanes Popocatépetl e  Iztaccíhuatl podemos encontrar una maravillosa postal con el paisaje nevado y un bosque con cientos de pinos listos para recibir a los visitantes de la temporada. Se trata del Bosque de los Árboles de Navidad en la localidad de Amecameca, cerca del estado de Puebla y a tan sólo unas horas de la Ciudad de México y Estado de México.

Siendo la ecología un tema de conciencia social que va tomando cada vez más fuerza, es importante mencionar que en este lugar se genera oxígeno para al menos 49 millones de personas, lo cual es literalmente un respiro ante la preocupante realidad que nos amenaza al perder cientos de kilómetros cuadrados de bosque en el país.  El proyecto del parque nace hace más de 50 años,  cuando esa región del Valle de México se encontraba prácticamente abandonada. Años más tarde, se convertiría es uno de los bosques más grandes del país contando con una superficie de 550 hectáreas que albergan diversas especies de flora y fauna locales. En este bosque las familias pueden encontrar dos variedades de pino, el “vikingo tipo oso” y el tradicional “douglas canadiense”, donde cada quién podrá escoger el arbolito que más se adecua a sus gustos y por menos de $800. El dinero que se recauda es utilizado para el cuidado constante y la reforestación del bosque, ya que por cada árbol vendido se plantan en promedio 15 más. Además de que el director de esta iniciativa, Carlos Maurer, menciona que después de cortar un árbol éste vuelve a retoñar.

El parque también parque cuenta con programas educativos que nos enseñarán la importancia de cuidar de nuestros espacios verdes, ya que nos acerca a un bello bosque rescatado de la destrucción, así como el recorrido a un vivero que ve nacer miles de árboles donde, hasta la fecha, se han obsequiado más de 5 millones de árboles especiales para la reforestación. Los visitantes también podrán disfrutar de actividades como talleres ecológicos, visita a la hacienda Panoaya, parque de diversiones y parque de venados acariciables, convirtiéndole en el paseo ideal para toda la familia.

Además de esta opción, también podemos encontrar otras alternativas como la “renta de árboles”. Un servicio que nos permitirá adoptar en nuestras casas un árbol por la temporada decembrina, se entregará en una base similar a una maceta y al acabar las festividades será recogido para ser plantado de nuevo y continuar con su vida. Si queremos tener un árbol en casa esta Navidad, la mejor opción siempre será aquel que nos permita tener un impacto positivo en la naturaleza y regresarle a los bosques un poco de lo mucho que nos dan. Celebrar estas fiestas es la oportunidad perfecta para hacer nuestro esfuerzo y pequeños cambios por ser más amigables con la tierra en la que vivimos.